Todas las revoluciones han sido para proteger un tipo de propiedad frente a otro

Hasta la fecha, todas las revoluciones han sido para proteger un tipo de propiedad frente a otro. En la gran Revolución Francesa, la propiedad feudal fue sacrificada para salvar la propiedad burguesa; en la de Solón (antigua Grecia, Atenas) la propiedad de los acreedores fue la que tuvo que sufrir en provecho de los deudores. Sencillamente, las deudas fueron anuladas. No conocemos con exactitud los detalles, pero Solón se jacta en sus poemas de haber hecho quitar los postes hipotecarios de los campos empeñados en pago de deudas y de haber repatriado a los hombres que, a causa de ellas, habían sido vendidos como esclavos o habían huido al extranjero. Esto sólo pudo hacerse mediante una descarada violación de la propiedad. Y, de hecho, de la primera a la última, todas las llamadas revoluciones políticas se han hecho en defensa de la propiedad, de un tipo de propiedad, y se han realizado por medio de la confiscación (o dicho de otra manera, del robo) de otro tipo de propiedad. Tanto es así que desde hace dos mil quinientos años la propiedad privada sólo ha podido mantenerse mediante la violación de los derechos de propiedad.

Federico Engels, El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, Fundación Federico Engels, 2006, página 123.