Los fenómenos celestes y atmosféricos en el sistema de Empédocles

c) Fenómenos celestes y atmosféricos.

372 (31 B 42) PLUT., De fac. in orbe lun. 929C: Pues ella [la luna] es en ese momento invisible y muchas veces también a él [al sol] lo oculta y lo hace desaparecer. Como dice Empédocles:

…Ella cubrió sus rayos,
al pasarle por arriba, y oscureció tanta parte de la tierra
cuanta es la anchura de la luna de ojos brillantes.

Ocurre como durante la noche y la oscuridad, sin que la luz caiga sobre otro astro.

373 (31 A 59) AECIO, II 24, 7: Cuando la luna le pasa por debajo [el sol se eclipsa] 127.

374 (31 A 65) AECIO, III 8, 1: Sostienen Empédocles y los estoicos que se produce el invierno al predominar el aire y ser presionado 128 hacia lo alto por condensación, y el verano al predominar el fuego cuando es presionado hacia lo bajo.

375 (31 A 57) ARIST., Del Alma II 6, 418b: No es correcto lo que sostienen Empédocles y cualquier otro que diga lo que él, a saber, que la luz se traslada y en algún momento llega al espacio ubicado entre la tierra y aquello que la rodea, de modo inadvertido para nosotros. Pues ello es contrario a la evidencia de la razón y a los hechos aparentes; en efecto, se nos ocultaría si sucediera sobre una corta distancia, pero, sucediendo desde el levante hasta el poniente, es excesivo suponer que no lo advertimos 129.

376 (31 A 57) FILÓP., Del Alma 334, 34: Dice Empédocles que la luz, que es corporal, fluyendo del cuerpo luminoso llega primero al espacio intermedio entre la tierra y el cielo y luego regresa hasta nosotros, y que este movimiento suyo nos permanece oculto a causa de su velocidad.

377 (31 A 63) ARIST., Meteor. II 9, 369b: [Sobre el relámpago] Algunos dicen que se produce fuego en las nubes. Y expresa Empédocles que ello es por el aprisionamiento de los rayos del sol [en las nubes].

378 (31 A 63) AECIO, III 3, 7: Empédocles [dice que el rayo proviene] de la caída de la luz contra una nube, que expulsa al aire que se le opone. Y allí la extinción 130 [del fuego] y la fractura [de la nube] producen el ruido, el resplandor produce el relámpago, y la intensidad del relámpago el rayo.

379 (31 A 64) OLIMP., Meteor. 102, 1: ¿Qué es lo que determina que el movimiento [de los vientos] sea oblicuo? No se debe a que sus componentes terroso e ígneo tengan movimientos opuestos, como creía Empédocles, sino porque el aire se mueve en círculo.

127 También Aecio atribuye a los pitagóricos e Hipólito (I 8, 10) a Anaxágoras la explicación de los eclipses. Pero en el caso de Empédocles poseemos sus propias palabras (ver texto anterior).

128 «Ser presionado», biazoménou. DK y Bignone toman esta palabra con significado activo y creen que el aire presiona al sol hacia arriba. Cf. nuestra nota 83: el ciclo de las estaciones tendría que ver con el predominio sucesivo de los elementos, aunque aquí no se hable del agua y de la tierra.

129 Sobre la corporeidad de la luz véase el fr. 84. v. 5. El viaje de la emanación luminosa (descrito con claridad en el testimonio siguiente) parece ser el objeto de la crítica aristotélica; pero no es así para MILLERD, pág. 68, que supone que Aristóteles está objetando aspectos relativos a la teoría de Empédocles de los dos hemisferios y del fuego.

130 La palabra sbésin debe ser retenida (ver Bignone y DK). Se trata de la extinción del fuego de la luz, al encontrarse con la humedad de la nube.

Los filósofos presocráticos II, Empédocles de Agrigento, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, páginas 204 a 206.