El placer y el dolor en el sistema de Empédocles

g) Placer y dolor.

439 (31 B 107) TEOFR., De Sens. 10: Después de haber contado 164 cómo conocemos cada cosa por medio de la cosa [semejante], agrega al final que

[Pues] a partir de ellos se constituyeron en armonía todos los seres
y por ellos piensan y experimentan placer y aflicción.

440 (31 B 22) TEOFR., De Sens. 16: Pero tampoco da cuenta del placer y del dolor en modo coherente, al establecer que se siente placer por obra de los semejantes y dolor por obra de los contrarios.

Rivales…

son las cosas a causa de que

…mucho se distinguen unas de otras
por su origen, por su composición y por la figura que llevan impresa.

Y porque [Empédocles y Anaxágoras] suponen que el placer y el dolor son una sensación o algo añadido a la sensación, es entonces que no todas las sensaciones se producirán por los semejantes 165. Además, si las cosas homogéneas obtienen el placer especialmente con el contacto —según dice él—, entonces los elementos congénitos experimentarían en general mayor placer y sensación, puesto que sostiene que la sensación y el placer son producto de lo mismo.

441 (31 A 95) AECIO, IV 9, 15: Según Empédocles los placeres se producen por los semejantes que actúan sobre los semejantes, y en vista de que se produce la compensación de lo faltante, de modo que existe el deseo de lo semejante en lo que posee carencia de algo. En cambio los sufrimientos se producen por los contrarios, pues son hostiles entre sí cuantas cosas difieren en su composición y en la mezcla de los elementos.

442 (31 A 95) AECIO, V 28: Dice Empédocles que los deseos se producen en los animales según la carencia existente en alguno de sus elementos constitutivos, y los placeres se producen a partir de aquello que resulta adecuado a la mezcla de cosas homogéneas y semejantes, y las molestias y los〈sufrimientos a partir de aquello que resulta inadecuado〉166.

164 Lo hizo en el frag. 109, por lo cual quedaría en claro que en el fragmento citado a continuación «ellos» alude a los elementos. Para GUTHRIE, II, pág. 229, n. 3, los frags. 107 y 109 forman un solo pasaje, y ello parece factible.

165 Es decir, el dolor constituiría una sensación de lo desemejante. Si en verdad Empédocles abusó hasta tal punto del principio de los semejantes como para explicar también el placer a través de él, entonces la crítica de Teofrasto resulta aguda y adecuada.

166 Los últimos renglones están corruptos. Seguimos la reconstrucción de DK.

Los filósofos presocráticos II, Empédocles de Agrigento, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, páginas 233 y 234.

Según Teofrasto, para Empédocles, el pensamiento —conocimiento— se produce por obra de los semejantes, mientras que la ignorancia por obra de los contrarios, y de esta manera, resulta que pensamiento es lo mismo que sensación

418 (31 A 86) TEOFR., De Sens. 9-10: Respecto del conocimiento y de la ignorancia dice lo mismo. El pensamiento se produce, en efecto, por obra de los semejantes y la ignorancia por los contrarios, de modo que el pensamiento es lo mismo que la sensación o bien algo muy similar.

Los filósofos presocráticos II, Empédocles de Agrigento, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, página 225.

Según Teofrasto Parménides y Platón, al igual que Empédocles, establecen que la sensación se produce por lo semejante, mientras que para Anaxágoras, Heráclito, y los seguidores de ambos, es por obra de lo que es contrario

417 (31 A 86) TEOFR., De Sens. 1-2: Parménides, Empédocles y Platón [establecen que la sensación se produce] por lo semejante, mientras que para los seguidores de Anaxágoras y de Heráclito es por obra de lo que es contrario… En lo que se refiere al tema de las sensaciones particulares, los demás casi lo dejan de lado, pero Empédocles intenta remitirlas también a ellas al principio de la semejanza.

Los filósofos presocráticos II, Empédocles de Agrigento, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, página 225.

 

El principio de los semejantes en el sistema de Empédocles

c) El principio de los semejantes.

416 (31 B 109) ARIST., Met. III 4, 1000b: …Y el conocimiento es de lo semejante por lo semejante 152.

Pues por la tierra

—expresa Empédocles—

vemos la tierra, por el agua el agua,
por el éter el divino éter, por el fuego el destructivo fuego,
el cariño por el cariño, y el odio por el odio funesto 153.

417 (31 A 86) TEOFR., De Sens. 1-2: Parménides, Empédocles y Platón [establecen que la sensación se produce] por lo semejante, mientras que para los seguidores de Anaxágoras y de Heráclito es por obra de lo que es contrario… En lo que se refiere al tema de las sensaciones particulares, los demás casi lo dejan de lado, pero Empédocles intenta remitirlas también a ellas al principio de la semejanza.

418 (31 A 86) TEOFR., De Sens. 9-10: Respecto del conocimiento y de la ignorancia dice lo mismo. El pensamiento se produce, en efecto, por obra de los semejantes y la ignorancia por los contrarios, de modo que el pensamiento es lo mismo que la sensación o bien algo muy similar.

152 El conocimiento y la sensación constituyen, como se dijo, procesos de índole física. Por lo mismo, el principio que los explica y regula («lo semejante percibe o conoce a lo semejante») no es más que una aplicación particular del principio físico fundamental de la atracción de los semejantes. En el frag. 90 aparentemente se lo refiere al proceso de nutrición; en el 62, v. 6 actúa sobre el fuego en el contexto zoogónico del período del Odio creciente; en el frag. 22 se expresa que las cosas diversas, para poder formar parte de una mezcla, deben ser vueltas semejantes por obra de Afrodita o la Amistad. Los intérpretes han discutido acerca de si la atracción entre los semejantes debe ser atribuida a la actividad del Odio (que busca reunir en una única masa a cada uno de los elementos, distribuidos entre las criaturas), a la de la Amistad, o bien se trataría de un principio independiente del accionar de ambas fuerzas cósmicas (por ej., BIGNONE, pág. 525). Tras haber examinado el problema, O’BRIEN, pág. 313, concluye que «’lo semejante hacia lo semejante’ describe la actividad de ambos, Amor y Odio. Aunque pueda parecer paradójico, para Empédocles el fuego hacia el fuego y el fuego hacia el agua son ambos manifestaciones del principio de que lo semejante es atraído por lo semejante: pues el Amor, cuando une elementos opuestos, los hace semejantes» (subr. de O’Brien).

153 El hecho de que se mencionen aquí a la Amistad y al Odio podría permitir la inferencia de que estas dos fuerzas están presentes inclusive como parte integrante de la mezcla de elementos que constituye el sujeto de la percepción y del pensamiento. Es pertinente Cf. la crítica de Aristóteles en Del Alma, I 4, 408a18 y ss.

Los filósofos presocráticos II, Empédocles de Agrigento, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, páginas 224 y 225.