La república democrática no suprime el antagonismo entre las dos clases, al contrario

[…] la opresión económica que pesa sobre el proletariado sólo se manifiesta con total nitidez una vez suprimidos todos los privilegios legales de la clase capitalista y establecida la plena igualdad jurídica de ambas clases. La república democrática no suprime el antagonismo entre las dos clases; al contrario, no hace más que suministrar el terreno en que llega a su máxima expresión la lucha por resolver dicho antagonismo.

Federico Engels, El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, Fundación Federico Engels, 2006, página 81.

El contrato de trabajo según F. Engels

[…]El contrato de trabajo se supone contrato consentido libremente por ambas partes. Pero se considera libremente consentido desde el momento en que la ley establece sobre el papel la igualdad de ambas partes. La fuerza que la diferente situación de clase da a una de las partes, la presión que esa fuerza ejerce sobre la otra, la situación económica real de ambas… todo esto no le importa a la ley. Y mientras dura el contrato de trabajo, se sigue suponiendo que ambas partes disfrutan de iguales derechos, en tanto que una u otra no renuncien a ellos expresamente. Y si su situación económica concreta obliga al obrero a renunciar hasta a la última apariencia de igualdad de derechos, de nuevo la ley no tiene nada que ver con ello.[..]

Federico Engels, El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, Fundación Federico Engels, 2006, página 79.