La familia progresa a medida que progresa la sociedad, se modifica a medida que se modifica la sociedad

“Si se reconoce el hecho de que la familia ha atravesado sucesivamente por cuatro formas y que actualmente se encuentra en la quinta (monogamia solo para la mujer), se plantea la cuestión de saber si esta última será permanente en el futuro. Lo único que puede responderse es que debe progresar a medida que progrese la sociedad, que debe modificarse a medida que se modifique la sociedad, al igual que sucedió antes. La familia es un producto del sistema social y reflejará su estadio de cultura. Dado que la familia monogámica ha ido mejorando desde los comienzos de la civilización, y muy especialmente en los tiempos modernos, es lícito, al menos, suponerla capaz de seguir perfeccionándose hasta alcanzar la igualdad entre ambos sexos. Si en un porvenir lejano la familia monogámica no llegase a satisfacer las exigencias de la sociedad, es imposible predecir de qué naturaleza sería la que le sucediese” (Morgan, op. cit., p. 499).

La aclaración entre paréntesis es mía.

Engels cita a Morgan

Federico Engels, El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, Fundación Federico Engels, 2006, página 90.

Las relaciones amorosas mujer-hombre después de la supresión de la producción capitalista

[…]¿qué sobrevendrá? (con las relaciones amorosas hombre mujer después de la eliminación del capitalismo). Eso se verá cuando haya crecido una nueva generación: una generación de hombres que no sepan lo que es comprar una mujer con dinero ni con ayuda de ninguna otra fuerza social; una generación de mujeres que no sepan lo que es entregarse a un hombre por miedo a las consecuencias económicas que pudiera acarrear una negativa ni en virtud de otra consideración que no sea un amor real. Y cuando esas generaciones aparezcan, enviarán al cuerno todo lo que nosotros pensamos que deberían hacer. Se dictarán a sí mismas su propia conducta y, en consonancia, crearán una opinión pública para juzgar la conducta de cada uno. ¡Y todo quedará hecho!

La aclaración entre paréntesis es mía.

Federico Engels, El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, Fundación Federico Engels, 2006, página 89.

Cuando los medios de producción sean propiedad común, la familia dejará de ser la unidad económica de la sociedad

Cuando los medios de producción pasen a ser propiedad común, la familia individual dejará de ser la unidad económica de la sociedad. La economía doméstica y el cuidado y educación de los hijos se convertirán en un asunto social. La sociedad cuidará con el mismo esmero de todos los hijos, sean legítimos o naturales. Así desaparecerá el temor a “las consecuencias”, que es hoy el más importante motivo social —tanto desde el punto de vista moral como desde el punto de vista económico— que impide a una joven soltera entregarse libremente al hombre a quien ama. ¿No bastará eso para que se desarrollen progresivamente unas relaciones sexuales más libres y también para hacer a la opinión pública menos rigorista acerca de la honra de las vírgenes y la deshonra de las mujeres?

Federico Engels, El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, Fundación Federico Engels, 2006, página 82.

La monogamia nació de la concentración de riquezas en las mismas manos: las del hombre

La monogamia nació de la concentración de grandes riquezas en las mismas manos —las de un hombre— y del deseo de que solamente sus hijos heredasen dichas riquezas. Por eso era necesaria la monogamia de la esposa, pero no la del marido. Tanto es así, que la monogamia de ella no ha sido óbice para la poligamia descarada u oculta de él.

Federico Engels, El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, Fundación Federico Engels, 2006, página 82.

La prostitución de la mujer desmoraliza mucho más al sexo masculino que al femenino

[…] hay tres formas principales de matrimonio, que corresponden aproximadamente a los tres estadios fundamentales de la evolución humana. Al salvajismo corresponde el matrimonio por grupos; a la barbarie, el matrimonio sindiásmico; a la civilización, la monogamia con sus complementos, el adulterio y la prostitución. Entre el matrimonio sindiásmico y la monogamia se intercala, en el estadio superior de la barbarie, un período en que los hombres tienen a su disposición a las esclavas y se practica la poligamia. Según ha demostrado todo lo antes expuesto, la peculiaridad del progreso manifestado en esta sucesión de formas de matrimonio consiste en que a las mujeres, pero no a los hombres, se les ha ido quitando más y más la libertad sexual del matrimonio por grupos. En efecto, el matrimonio por grupos sigue existiendo hoy para los hombres. Lo que en la mujer es un crimen de graves consecuencias legales y sociales, se considera muy honroso en el hombre, o a lo sumo como una ligera mancha moral que se lleva con gusto. Pero cuanto más es modificado en nuestra época el antiguo heterismo (relaciones sexuales fuera del matrimonio) por la producción mercantil capitalista, a la cual se adapta, más se transforma en prostitución descarada y más desmoralizadora se hace su influencia. Y a decir verdad, desmoraliza mucho más a los hombres que a las mujeres. Entre ellas, la prostitución sólo degrada a las infelices que caen en sus garras, e incluso a éstas en grado mucho menor de lo que suele creerse. En cambio, envilece el carácter de todo el sexo masculino. Y así, es de advertir que el noventa por ciento de las veces el noviazgo prolongado es una verdadera escuela preparatoria para la infidelidad conyugal.

La aclaración entre paréntesis es mía.

Federico Engels, El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, Fundación Federico Engels, 2006, página 82.