Eliminación materialista e idealista del «dualismo del espíritu y del cuerpo»

La eliminación materialista del "dualismo del espíritu y del cuerpo" (es decir, el monismo materialista) consiste en que el espí­ritu no existe independientemente del cuerpo, que el espí­ritu es lo secundario, una función del cerebro, un reflejo del mundo exterior. La eliminación idealista del "dualismo del espíritu y del cuerpo" (es decir, el monismo idealista) consiste en que el espíritu no es función del cuerpo, que el espíritu es, por consiguiente, lo primario, que el "medio" y el "Yo" existen sólo en una conexión indisoluble de los mismos "complejos de elementos". Fuera de esas dos formas, diametralmente opuestas, de eliminar el "dualismo del espíritu y del cuerpo", no puede haber otra forma más que el eclecticismo, es decir, esa mezcla incoherente del materialismo con el idealismo.

V.I. Lenin, Obras Completas. Tomo 18. Materialismo y Empiriocriticismo. Páginas 90 y 91. Editorial Progreso. URSS 1983.

Aristóteles: para que lo uno sea infinito, necesariamente debe poseer un cuerpo, una longitud y una amplitud, es decir, debe ser corpóreo

Para Aristóteles, quien criticaba la noción de incorpóreo de Meliso, lo uno es infinito si tiene cuerpo, longitud y amplitud, es decir, si es corpóreo
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Los filósofos presocráticos II, Meliso de Samos, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, páginas 114 a 116

En Meliso, que el ser sea incorpóreo significa que es carente de toda forma, diferenciación, y determinación, algo así como el ápeiron de Anaximandro, el hómoion o asómaton

En Meliso, el vocablo incorpóreo puede tener el significado de carente de toda propiedad, de diferenciación cuantitativa o cualitativa, de partes, en suma, y excluye toda figura o forma determinada, expresando, así, una noción muy cercana tanto a ápeiron como a hómoion.

Para algunos estudiosos, en Meliso no se representaba un ser incorpóreo, ni polemizaba contra un ser de otra filosofía, sino definía un aspecto de su ser, como asómaton, es decir, existente por sí y carente de toda determinación.
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Los filósofos presocráticos II, Meliso de Samos, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, páginas 113 a 116