Para Aristóteles el movimiento se puede dar incluso cuando no hay vacío, entendido este en el sentido que lo describió Meliso (la nada). Lo que ocurre es que para Meliso el movimiento es mero movimiento local, y para Aristóteles el movimiento es cambio, el que no necesariamente es movimiento local. Además, Aristóteles acusa a Meliso, y probablemente a Parménides, y a sus seguidores, de desatender las sensaciones (sentidos), utilizando solamente el razonamiento para conseguir sus conclusiones.
Los filósofos presocráticos II, Meliso de Samos, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, páginas 108 a 110