b ) El sol, la luna y los astros.
356 (31 B 41) MACR., Sat. I 17, 46: Y al haberse reunido en conjunto mucho fuego, como dice Empédocles:
Pero habiéndose reunido éste se traslada alrededor del vasto cielo 120.
357 (31 B 44) PLUT., de Pyth. or. 400D: Vosotros, [estoicos,] os burláis de Empédocles que, habiendo afirmado que el sol es producido por el reflejo de la luz celeste sobre la tierra, dice en otro lado:
Lanza sus rayos al Olimpo con temerario semblante.
358 (31 A 56) AECIO, II 20, 13: Empédocles cree que hay dos soles: Uno es el arquetipo y es el fuego que está en el otro hemisferio del mundo. Llena el hemisferio y está siempre colocado en frente del lugar en el cual refleja sus rayos. El otro es el visible y es el reflejo en el otro hemisferio, hemisferio que está lleno de aire mezclado con calor. Es producido por la reflexión de la tierra redonda hacia el sol cristalino y se arrastra circularmente con el movimiento del [hemisferio] ígneo. Para decirlo brevemente, el sol es un reflejo del fuego que rodea a la tierra.
359 (31 A 56) AECIO, II 21, 2: [El sol] producto del reflejo, es del mismo tamaño que la tierra.
360 (31 A 58) AECIO, II 23, 3: Empédocles dice que por causa de la esfera que lo rodea y de los círculos de los trópicos [el sol se desvía] impedido de efectuar todo su recorrido en forma recta.
361 (31 A 30) Ps. PLUT. en Eus., Pr. Ev. I 8, 10:… Y el sol, por su naturaleza, no es fuego sino una reflexión del fuego tal como la que procede del agua 121. Y dice que la luna se formó por separado, del aire desprendido por el fuego. Pues este se solidificó, tal como ocurre con el granizo. Y ella obtiene su luz del sol 122.
362 (31 A 60) AECIO, II 25, 15: Empédocles [dice que la luna] es de aire condensado en forma de nube, solidificada por el fuego, por lo cual constituye una combinación.
363 (31 A 60) PLUT., De fac. in orbe lun. 922C: Así, desaprueban a Empédocles, que hace de la luna una mole de aire granizada rodeada por la esfera de fuego.
364 (31 A 60) PLUT., Quest. Rom. 288B: La figura aparente de la luna, cuando está llena, no es esférica sino de forma de lenteja o de disco, como cree Empédocles y ello es real.
365 (31 A 60) AECIO, II: 28, 5: Tales fue el primero que dijo que [la luna] recibe la luz del sol. Y lo mismo dijeron Pitágoras, Parménides y Empédocles.
366 (31 B 46) PLUT., De fac. in orbe lun. 925D: [La luna], de algún modo, pasa rozando la tierra, y al girar cerca de ella
Como gira el eje de un carro, que en la punta [rueda]…
dice Empédocles 123.
367 (31 A 61) AECIO, II 31, 1: El sol dista de la tierra el doble que la luna 124.
368 (31 B 45) AQ. TAC., 16, 43, 2: Y algunos dicen que primero está el sol, segundo la luna y tercero Cronos. Pero según la opinión de la mayoría primero está la luna, puesto que también dicen que ella es un fragmento del sol. Y así Empédocles afirma:
Alrededor de la tierra gira una luz circular y extraña 125.
369 (31 A 53) AECIO, II 13, 2: Empédocles dice que [los astros son] de fuego, el que estaba contenido antes en el aire, y éste lo empujó hacia afuera durante la primera separación [de los elementos].
370 (31 A 54) AECIO, 11 13, 11: Dice Empédocles que las estrellas fijas están atadas al hielo, mientras que los planetas están sueltos.
371 (31 A 62) HIPÓL., I 4, 3: Como dice Empédocles, toda la región en la cual nos encontramos se halla colmada de males, y éstos llegan hasta la luna extendiéndose desde la región que rodea a la tierra, pero no van más allá, porque toda la zona que está por encima de la luna es más pura. Así también opinaba Heráclito 126.
120 Se trata del sol, de naturaleza ígnea (el Ps. Plutarco debe equivocarse al decir que el sol no es fuego, ver nota siguiente). La concepción de Empédocles del sol —de la cual hay indicios en este fragmento y el siguiente, y que es expuesta en el texto núm. 358— es ésta: el fuego del hemisferio diurno (sol arquetípico según Aecio en el texto núm. 358) arroja los rayos sobre la tierra y ésta (que es el sujeto del frag. 44) los refleja hacia el cielo («Olimpo», en el mismo fragmento) en un punto determinado de la bóveda cristalina (en verdad, cristalino no es el sol, como dice Aecio, sino el punto de la bóveda, cf. BURNET, EGP, pág. 238). Lo que no se comprende es cómo puede expresar Aecio que el sol aparente se refleja en el hemisferio opuesto a aquel que contiene fuego en su totalidad (este último es el hemisferio diurno): debe tratarse de una confusión del doxógrafo, porque el sol aparente se ubica en el hemisferio diurno, es decir, en el mismo al cual corresponde el sol arquetípico. Debe consultarse el trabajo de FERGUSON, «Two notes on the Preplatonics», Phr. 9, 2 (1964), 98-101, quien propone un cuadro coherente de las concepciones empedócleas sobre el sol y la luna.
121 El hecho de que el sol constituya un reflejo no es incompatible con que sea fuego, como quiere el Ps. Plutarco, porque sin duda la reflexión debe entenderse aquí como recepción y reenvío de emanaciones ígneas.
122 La luna, un disco de aire congelado, recibe su luz del sol y, por lo tanto, es el penúltimo destinatario de un complejísimo sistema de reflexiones. Tendríamos así: fuego del hemisferio diurno, dejado en la tierra, proyectado hacia el sol visible, proyectado a la luna, reflejado nuevamente en la tierra (pues la luna es visible desde aquí).
123 Fragmento corrupto y reconstituido por DK. Diría que la luna gira alrededor de la tierra como la rueda de un carro, que a su vez se desplaza.
124 Testimonio reconstruido por DK.
125 El verso citado es imitación del frag. 14 de Parménides. Aquiles expresa que la luna es un fragmento (apóspasma) del sol, pero es difícil entender que se llama así a un reflejo del sol.
126 Este testimonio es poco fiable, pues podría provenir de una generalizaci6n de Hipólito o de una proyección de ideas que eran muy comunes en épocas más posteriores. Sin embargo, lo que aquí se dice se hallaría en aparente consonancia con algunas concepciones de las Purificaciones.
Los filósofos presocráticos II, Empédocles de Agrigento, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, páginas 201 a 204.