El mundo material y per­ceptible por los sentidos, del que formamos parte también los hombres, es lo único real

En Ludwig Feuerbach encon­tramos la exposición siguiente de las ideas de Feuerbach y de las ideas de Engels : "El mundo material (stofflich) y per­ceptible por los sentidos, del que formamos parte también los hombres, es lo único real"

V.I. Lenin, Obras Completas. Tomo 18. Materialismo y Empiriocriticismo. Página 87. Editorial Progreso. URSS 1983.

Las «cosas» de la filosofía de Anaxágoras no son entidades últimas: por más que las dividamos siempre hallaremos algo más pequeño, esto provoca que: la «invidualidad» de las «cosas» no sea esencial (en todas las «cosas» hay una porción de las demás, por pequeña que sea; la porción que es mayor, en cambio, predomina hasta el punto de darle a las «cosas» la «individualidad»); las «cosas» no estén separadas como «cortadas por un hacha», ni que puedan «existir separadamente»; las «cosas» no puedan ser homeómeras, ya que constan de todas las demás, y esto supone una gran heterogeneidad

Pero, ¿qué son estas cosas perennes, de cuya combinación y separación dependen los nacimientos y muertes que vemos? No son entidades últimas, dado que, por más que las dividamos, siempre hallaremos algo más pequeño (fr. 3, texto núm. 838). El argumento es netamente parmenídeo: lo que es no puede no ser. No es concebible algo por debajo de lo más pequeño, o, dicho en términos de Parménides, lo que no es no lo podemos concebir. Pero en tal caso la «individualidad» de las cosas no es esencial (recordemos aquí que «individuo» e «indiviso» son términos que traducen al griego átomos): en todas las cosas hay una porción de todas las demás (por pequeña que sea la porción; la porción que es mayor, en cambio, predomina hasta el punto de darle a las cosas la «individualidad», merecedora de un nombre para cada cosa). Y eso hace que la «separación» no implica que las cosas estén «cortadas como con un hacha» (fr. 8, texto núm. 843), ni que les sea posible «existir separadamente» (fr. 6, texto núm. 841). Desde el punto de vista de la historia de la ciencia, podría hablarse del primer enunciado —tras el anticipo parmenídeo— del carácter continuo de lo real. Con un enfoque místico, en cambio, podría verse una consustanciación, una comunión de las cosas que se interpenetran.
En todo caso, estas «cosas», por compuestas que sean, no podrían ser «homeómeras», ya que constan de todas las demás, y esto supone una gran heterogeneidad.
Una mayor explicitación del boceto presente —sumada al tratamiento de otros difíciles problemas, como los referentes a la posible existencia de otros mundos y a temas astronómicos, meteorológicos, etc.— se desarrollará en las notas que acompañan a los textos respectivos.

Los Filósofos Presocráticos II, Anaxágoras de Clazómenas, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, página 302.

Qué son para Aristóteles los «elementos»

«Para Aristóteles el elemento es el «constituyente primero de cada cosa» (Met. V 3, 1014b15), producto de la conformación de la materia prima por las cualidades elementales de lo cálido, frío, seco y húmedo (cálido y seco es el fuego, cálido y húmedo el aire, frío y seca la tierra, fría y húmeda el agua), pudiendo transformarse un elemento en otro al cambiar una de dichas cualidades. En su concepción, los elementos desempeñan el papel de la causa material (en grado penúltimo en el plano del análisis, en grado último en el de la realidad)»

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Los filósofos presocráticos II, Empédocles de Agrigento, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, páginas 175 a177

En Meliso, que el ser sea incorpóreo significa que es carente de toda forma, diferenciación, y determinación, algo así como el ápeiron de Anaximandro, el hómoion o asómaton

En Meliso, el vocablo incorpóreo puede tener el significado de carente de toda propiedad, de diferenciación cuantitativa o cualitativa, de partes, en suma, y excluye toda figura o forma determinada, expresando, así, una noción muy cercana tanto a ápeiron como a hómoion.

Para algunos estudiosos, en Meliso no se representaba un ser incorpóreo, ni polemizaba contra un ser de otra filosofía, sino definía un aspecto de su ser, como asómaton, es decir, existente por sí y carente de toda determinación.
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Los filósofos presocráticos II, Meliso de Samos, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, páginas 113 a 116

Según Aristóteles, Anaximandro, decía que lo real es uno y múltiple y que las cosas se separan por contrariedades en el seno de la mezcla primigenia

115 (12 A 16) ARIST., Fís. I 4, 187a: Los físicos hablan de dos modos. Por un lado, algunos piensan que el cuerpo substrato es uno, sea uno de los tres [elementos, a saber, aire, agua o fuego] o algo que sea más denso que el fuego y más sutil que el aire, en tanto las demás cosas se generan por condensación y rarefacción, formando la multiplicidad… Por otro lado, algunos piensan que las contrariedades están en lo uno, a partir del cual se separan, como dicen Anaximandro y cuantos afirman que (lo real) es uno y múltiple, como Empédocles y Anaxágoras: pues ellos también piensan que las demás cosas se separan de la mezcla.

LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS, Conrado Eggers Lan y Victoria E. Juliá, editorial Gredos, Madrid, España, 1981, página 95 y 96.