Para G. Romero, los físicos y filósofos que postulan infinitos universos, y que han terminado apoyándose mutuamente, no tienen cómo demostrar que, efectivamente, estos diferentes universos existen

Sólo hay teorías [no nueva física teórica, desde el término de la segunda guerra mundial] como la de cuerdas con una degeneración de 10500. ¿Qué significa eso?, que ellos trabajan con modelos de «branas» en muchas dimensiones, más de las que existen en el mundo real, porque esas «branas» cuando oscilan tienen modos de oscilación que dan lugar a las propiedades supuestas de las partículas. Ahora, cuando vos elevas el número de dimensiones a once, que es lo que ellos usan para poder dar cuenta de todas las partículas elementales, esas dimensiones extra no son observables porque, supuestamente, están «compactificadas»… Pero ¿qué pasa?, hay una enorme cantidad de espacios topológicos de once dimensiones que son compatibles con todas las características de la teoría, ¿cuántos? 10500, entonces cada uno de esas topologías da lugar a una versión diferente de la teoría de cuerdas. Por eso la teoría tiene una degeneración de la 10500. O sea, en la práctica, hay infinitas teorías todas posibles pero sin la chances de decidir cuál es la verdadera. Y entonces, ¿qué es lo que hacen?, en vez de  decir «bueno, esto es un callejón sin salida, nunca voy a poder predecir nada», lo que dicen es: «para cada una de estas representaciones topológicas de la teoría de cuerdas hay un universo donde se cumple», entonces eso lleva a postular infinitos universos. En lugar de tratar de estudiar nuestro universo observable lo que hacen es, como su teoría no puede predecir nada para nuestro universo, postular infinitos universos. Es el paroxismo de la inflación ontológica, anti Ockham total.  Un camino metodológico que es opuesto a lo que, tradicionalmente, ha llevado a los grandes descubrimientos de la ciencia. Cuando tu teoría no es compatible con la realidad vos la cambiás, no modificas la realidad agregando infinitos universos. Eso muestra el modus operandi de esta gente, digamos, la metodología que están tratando de imponer. De todas maneras y yo creo que, a la larga, no se va a imponer porque si eso se propagase a todas las áreas de la física y a las demás ciencias dejaría de haber descubrimientos y, en el fondo, habría un conflicto también económico. Entonces ese, yo creo, que es el límite último que esta gente tiene. Pero mientras se mantengan en el ámbito puramente académico, este tipo de cosas van a pasar, a menos que se reestructure el sistema científico y, en particular el de la física teórica. Los astrónomos, astrofísicos, los cosmólogos están muy preocupados por la invasión de sus campos de trabajo y la devaluación de sus estándares de evaluación. Justo en un momento donde, por ejemplo, la cosmología, que usualmente era considerada una ciencia muy especulativa, ahora está entrando en una etapa de alta precisión a partir de las medidas increíblemente detalladas que hay del fondo cósmico de radiación y de otras mediciones.  Entonces, los cosmólogos están aterrorizados de que, en breve, proliferen los universos y la disciplina vuelva a la vieja especulación sin asidero con la realidad. Por eso Ellis y Silk publicaron ese artículo valiente para llamar la atención y proponer una reunión, en la cual también participen filósofos, para tratar de mostrar que hacen falta estándares estrictos a la hora de evaluar. El problema es que hay muchos filósofos que no están de acuerdo con eso porque la filosofía ha sufrido un proceso similar en el mundo anglosajón después de los grandes desarrollos en lógica de la década del treinta y del cuarenta en los que se establece la semántica formal. A partir de los años cincuenta, los lógicos se dedicaron, más que nada, a fabricar lógicas alternativas. La mayor parte de las aplicaciones de la lógica están en la lógica del primer orden, que es lo que se llama la lógica de predicados, y algunas cosas de la lógica del segundo orden. Después hay muchas otras lógicas, infinitas lógicas posibles, pero que no tienen la aplicación a la realidad en su mayoría. Una de esas lógicas, es la que se llama lógica modal, la lógica de la posibilidad, que siempre se ha considerado como un mero juego formal que no tiene aplicación en la realidad (Bunge ha sido muy crítico de ella). Un filósofo llamado Saul Kripke postuló que esa lógica modal, la lógica de la posibilidad, podía resolver su problema fundamental que es cómo establecer el valor de los enunciados, el valor de verdad de los enunciados, postulando infinitos mundos también. Entonces un enunciado es posible si hay un mundo en el cual ese enunciado es verdadero. Un montón de lógicos modales se dedicaron a reformular la lógica modal en términos de la pluralidad de los mundos o también de infinitos universos. Así todo cierra con la postura de los «cuerdistas» y sus infinitos universos que, además, no interaccionan entre sí y están totalmente desconectados. Jamás podrás, siquiera en principio, tener un experimento que te permita establecer la realidad de esos otros universos pero, ¿qué pasa? tanto esos lógicos, que están sin problemas serios de los que ocuparse, como los físicos teóricos, de repente se encuentran que tienen intereses comunes y comienzan a apoyarse mutuamente. Esto termina en científicos como Hawking  que hablan de la muerte de la filosofía, refiriéndose  a la filosofía tradicional, y tenés a filósofos que dicen «bueno, hay que basar la filosofía en las modernas teorías de la física» haciendo referencia a la teoría de cuerdas y a la teoría del multiverso… Movimiento peligroso, si los hay: se apartan de la realidad y de los problemas reales y pasan a ser simplemente un discurso, un discurso posmodernista. Un relato.

La aclaración entre corchetes es mía.

Un Anaximandro del siglo XXI