Para los autores, el problema de «el principio de la homeomeridad» con la afirmación de que «en todo hay parte de todo», en la filosofía de Anaxágoras, no existe porque aquel jamás habló de tal principio, ni de homeómeros o de homeómeras, ni de homeomerías, ni nada similar

e) Todas las cosas en cada una: la individuación.

688 (59 A 41) SIMPL., Fís. 26, 31-27, 11: Entre los que afirman que los principios son infinitos en cantidad, unos dicen que son simples y homogéneos, otros que son compuestos, heterogéneos y contrarios, caracterizándose según lo prevaleciente. Anaxágoras de Clazómenas, hijo de Hegesibulo, tras haber compartido la filosofía de Anaxímenes, fue el primero en transformar las doctrinas concernientes a los principios, y completó la causa que faltaba, considerando infinitos los principios corpóreos. En efecto, todas las homeomerías, como agua, fuego u oro, son inengendradas e indestructibles, pero parecen nacer y perecer sólo debido a la composición y a la división: todas las cosas están en todas, pero cada una caracterizada según lo prevaleciente en ella. En efecto, parece oro aquello en lo cual hay mucho de oro, aunque también estaban dentro de él todas las cosas. Dice, en efecto, Anaxágoras que «en todo hay parte de todo» y que «cada cosa es y era manifiestamente aquello de lo que más poseía» 44.

698 (59 B 12) SIMPL., Fís. 157, 1-4: «pero por completo nada se separa ni se divide una cosa de la otra, excepción hecha del intelecto. Y el intelecto es todo homogéneo, tanto el mayor como el menor. Pero de lo demás nada es semejante a nada, sino que cada cosa es y era manifiestamente aquello de lo que más hay» 49.

44 El final de este texto contiene precisamente el final del fr. 12 (cf. texto núm. 698), y exhibe las causas de la individuación.
Sobre el significado primitivo del vocablo moîra («parte» o «porción» que es asignada a cada uno, cf. CORNFORD, FtP, págs. 15 y ss.). CORNFORD, «Matter», p4g. 275, no sabe cómo hacer compatible lo que denomina «el principio de la homeomeridad» con la afirmación de que «en todo hay parte de todo». Dejando de lado su solución de tal problema, éste para nosotros no existe, puesto que, según lo examinado ya, tal «principio de la homeomeridad», como bien dice GUTHRIE (II, pág. 285), «no es más que un fantasma que ahora puede considerarse como conjurado».

49 Cada entidad es un compuesto en que están combinadas todas las cosas simples, y lo único que individualiza, en el sentido de lo que distingue a una de otras, es el predominio de una de esas cosas simples. Algo realmente «indiviso» (átomos, para decirlo en griego) no existe. Podría hablarse, entonces, de una verdadera comunión esencial de los seres entre sí, por encima —o por debajo, si se quiere— del comportamiento individualista que ignore tal comunión y lleve a actuar frente a los demás como si fueran distintos, inferiores o enemigos.

Los Filósofos Presocráticos II, Anaxágoras de Clazómenas, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, páginas 340, 341 y 347.