La Edad de Afrodita y la beatitud originaria de Empédocles, que se corresponde al período del Esfero en la doctrina física del mismo filósofo, según los autores

VII. LA DOCTRINA CATÁRTICA 167.

a) La Edad de Afrodita y la beatitud originaria.

443 (31 B 128) PORF., De abst. II 21: Esto 168 es atestiguado… también por Empédocles que, cuando expone sobre la génesis de los dioses y los sacrificios, nos lo señala al decir:

Entre ellos no se hallaba el dios Ares, ni el Combate,
ni era rey Zeus, ni Cronos, ni Poseidón,
sino que era reina Cipris,

—que es la Amistad—.

Y ganaban los favores de ella con piadosas ofrendas,con pinturas de animales,
con bálsamos de delicada fragancia,
con sacrificios de mirra pura, con perfumado incienso,
y derramando en el suelo libaciones de rubia miel,

lo que aún ahora es conservado por parte de algunos como vestigios de cosas que fueron ciertas,

pero el altar no era regado con la violenta sangre de los toros.

Pues creo que al predominar totalmente la Amistad y el sentido de la afinidad, nadie daba muerte a nadie por considerar que el resto de los animales eran sus familiares. Pero cuando arribaron Ares, el Combate, toda batalla y el principio de la guerra, entonces nadie, por vez primera, consideró a nadie como su afín 169.

444 (31 B 130) Esc. a NIC., Ther. 452, 36:

Y todos eran dulces y amables con los hombres
—las fieras y los pájaros, y brillaba la amabilidad.

167 Bajo este capítulo reuniremos los textos correspondientes a la doctrina contenida en el poema de las Purificaciones, referida a la caída de las almas desde la unidad primordial, su itinerario transmigratorio, sus pecados y los ritos que la purifican y le permitirán la progresiva liberación de este mundo de la pluralidad. Ha sido mérito de las últimas décadas dirigir la investigación hacia la detección de elementos comunes entre la doctrina del poema físico y de las Purificaciones, de modo de superar la antinomia que desde fin del siglo pasado se supuso que existía entre ambas obras, y que llevó a algunos eruditos a pensar en una conversión espiritual de Empédocles (ver nota 39). Ya en la Introducción y en la nota recién mencionada adelantamos nuestra perspectiva general acerca de este problema; consideramos que ambos poemas contienen un núcleo doctrinario común, pero se inscriben en contextos semánticos diversos en virtud de la intención diferente —esotérica y exotérica— del autor. Por lo mismo, reiteramos, la unidad de las obras nos parece que debe ser buscada bajo la forma de paralelismos y analogías y, de ningún modo, a través de la equiparación o identificación de elementos doctrinarios aislados. Para poner un par de ejemplos de esto, podemos apuntar que nos resulta imposible e ilegítimo, a) proyectar hacia las Purificaciones el esquema de la «alternancia menor» de la doctrina física, es decir, procurar señalar los estadios de la transmigración del alma correspondientes al período cósmico del Odio creciente y de la Amistad creciente, porque, a todas luces, en el contexto cosmológico observamos una caída progresiva y lineal, mientras que en el caso del alma existiría una caída súbita; o b) preguntarse en qué ámbito cómico residirán las almas de aquellos personajes superiores que obtienen la liberación antes que los demás (por ej., el mismo Empédocles según el frag. 112, v. 4 y el 146) durante el lapso que resta hasta que la totalidad cósmica se reintegre bajo el Esfero.

168 A saber, la afirmación de Porfirio de que las primitivas ofrendas y sacrificios ofrecidas a los dioses por los antiguos no eran cruentas.

Los filósofos presocráticos II, Empédocles de Agrigento, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, páginas 235 y 236.