La mente sagrada, en la filosofía de Empédocles, es una suerte de eterna presencia que no se corresponde con el Esfero, ni con el Odio, ni con la Amistad: es una presencia, divina, sagrada e inefable que atraviesa a toda la realidad

g ) La mente sagrada 192.

468 (31 B 133) CLEM., Strom. V 81: Pues a lo divino, dice el poeta de Agrigento,

No es posible traerlo al alcance de nuestros ojos
o apresarlo con las manos, medio por el cual la mayor
vía de persuasión accede a la mente de los hombre.

469 (31 B 314) AMONIO, De interpr. 249, 1: Por esto también el sabio Agrigento, tras haber fustigado a los mitos de los poetas que se refieren a los dioses como de forma humana, agrega, principalmente sobre Apolo —de quien continuaba versando su discurso— pero también mostrando el mismo tipo de opinión sobre todo dios en sentido absoluto:

Pues no luce una cabeza humana sobre sus miembros,
ni se elevan dos ramas de su espalda,
no tiene pies, ni veloces rodillas, ni velludos órganos viriles
sino que sólo es mente sagrada e inefable,
que se lanza por el mundo entero con veloces pensamientos.

Aludiendo con «sagrada» también a la causa que está más allá del intelecto.

192 Los dos fragmentos siguientes nos enfrentan a uno de los aspectos de la filosofía de Empédocles más difíciles de interpretar. A pesar de que los tres primeros versos del frag. 134 se asemejan, por su critica al antropomorfismo, a la descripción negativa del Esfero del frag. 29, no podemos identificar a esta mente divina e inefable con él (a riesgo, en tal caso, de considerar al Esfero no como una fase del ciclo sino como una eterna presencia), porque en el último verso se la superpone al mundo. Tampoco es seguro que deba asimilarse a la Amistad, pues en los fragmentos no hay mayores indicios que permitan tal cosa, salvo quizás el v. 23 del frag. 17 donde se afirma que gracias a Afrodita los hombres «tienen amorosos pensamientos». Se trata, por cierto, de una máxima representación de lo divino que abarca el cosmos entero y que, a partir del adjetivo «inefable» (que no es una óptima traducción de athésphatos; cf. LSJ, s. v.), parece poseer una trascendencia respecto del mundo y, en el ámbito de éste, constituir la heredad o prolongación de la absoluta sacralidad y perfección del Esfero.
Los fragmentos en cuestión son colocados por Bignone en el poema físico junto con el 131 y 132, basándose en que TZETZES, Chil. VII 522, los remite a un supuesto libro tercero de dicho poema. Pero preferimos seguir a DK, porque el contexto que ofrecen las Purificaciones nos resulta más adecuado para ellos. Para la identificación de la mente sagrada con la Amistad, cf. BIGNONE, págs. 643-644. GUTHRIE, II, págs. 262-263, insiste adecuadamente en la diferencia de esta divinidad con los elementos y descubre en ello un paso importante hacia el descubrimiento futuro del quinto elemento y hacia la concepción de la realidad incorpórea. Un agudo análisis del vocabulario de Empédocles en referencia a la mente sagrada, conteniendo sugestivas y originales direcciones para la investigación, se hallará en C. A. DISANDRO, Filosofía y Poesía en el pensar griego. Anaxágoras, Empédocles, Demócrito, La Plata, 1974, págs. 239-247. Los epítetos de hieré y athésphatos implican, apunta este autor, «la total posesión del vigor originario, no compartido como tal en el decurso mundano, aunque comunicable y actuante (hieré); la absoluta concentración del carácter divino, que impide adscribir ese pensar a un numen configurado, a una existencia repartida… El carácter íntimo y eficaz correspondería a hieré; la nota de excluyente-capacidad incircunscrita (a los elementos y a las potencias míticas) a athésphatos» (página 246).

Los Filósofos Presocráticos II, Empédocles de Agrigento, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, páginas 252 a 253.

Para G. Romero, la religión, en este momento, pone a dios en el «big bang» porque no se entiende bien, todavía, que pasó en tal suceso, sin embargo: la mera idea de dios es contradictoria, al menos, como la formulan teólogos y religiosos en general, y no es necesario, ni siquiera, preocuparse por el «big bang» para descartarla

Del lado religioso, ¿cuál es la real postura? Antes del Big Bang, ¿la religión? y después del Big Bang, ¿la ciencia?

Bueno, yo creo que muchos religiosos siguen aferrados a la idea de que el universo fue creado en la región que la teoría de la relatividad no explica, esa región de incompletitud. Pero no hay ningún argumento para pensar que eso sea así, y menos en ausencia de una teoría que, de momento, nos diga cómo se comporta la física en ese nivel de energía. Mi opinión personal es que hay muchas razones para pensar que a ese nivel la gravitación es la fuerza dominante. No solo eso, sino que debió ser repulsiva. Lo mismo pasa en el interior de los agujeros negros. El agujero negro es el resultado del colapso de una estrella entonces, una vez que se forma el horizonte de eventos —que no es una puerta a otro universo— la materia que colapsó sigue estando ahí adentro, si no desde afuera no se percibiría la atracción gravitacional, pero ¿dónde está? Está concentrada en una región muy pequeña en el centro del sistema. O sea hay alguna fuerza que la está aguantando. Yo lo que pienso es que la fuerza que la está aguantando es una densidad de energía negativa que genera el campo gravitacional cuando está en régimen cuántico. Son los únicos objetos que pueden existir en forma estable con la gravedad manifestándose cuánticamente. El problema es que cómo estudiarlo en forma directa considerando que está del otro lado del horizonte de eventos. Hay que buscar formas indirectas de tratar de llegar ahí.

En general, en el ámbito religioso se trata de seguir tratando de invocar a la ciencia para apoyar ideas creacionistas, en mi opinión, sin demasiado éxito. Ahora, hay muchos científicos que también se prestan a eso como para quedarse con la conciencia tranquila. Hay mucha gente que era religiosa antes de ponerse a estudiar física o ciencia y que mantuvo su religión, por una cuestión de costumbre, pero inevitablemente se le genera cierta tensión entre su profesión diaria, los estándares de rigurosidad, de racionalidad, de las evidencias que exige a la hora de tratar un tema científico y lo que hace en su vida privada. Entonces, esa gente se consuela, como vos dijiste, diciendo que puede mandar a Dios al Big Bang, dado que ahí no se entiende bien qué pasa y “bueno, pongámoslo en ese lugar”. Yo creo que eso es una actitud intelectualmente deshonesta y que hay muchas razones para pensar que la mera idea de Dios es contradictoria, por lo menos en cómo la formulan los teólogos y cómo la formulan los filósofos de la religión en general, y no hace falta ni siquiera preocuparse por el Big Bang para descartarlo.

Un Anaximandro del siglo XXI

Para G. Romero, la religión ha seguido invocando a la ciencia para apoyar ideas creacionistas, pero sin mucho éxito

Del lado religioso, ¿cuál es la real postura? Antes del Big Bang, ¿la religión? y después del Big Bang, ¿la ciencia?

Bueno, yo creo que muchos religiosos siguen aferrados a la idea de que el universo fue creado en la región que la teoría de la relatividad no explica, esa región de incompletitud. Pero no hay ningún argumento para pensar que eso sea así, y menos en ausencia de una teoría que, de momento, nos diga cómo se comporta la física en ese nivel de energía. Mi opinión personal es que hay muchas razones para pensar que a ese nivel la gravitación es la fuerza dominante. No solo eso, sino que debió ser repulsiva. Lo mismo pasa en el interior de los agujeros negros. El agujero negro es el resultado del colapso de una estrella entonces, una vez que se forma el horizonte de eventos —que no es una puerta a otro universo— la materia que colapsó sigue estando ahí adentro, si no desde afuera no se percibiría la atracción gravitacional, pero ¿dónde está? Está concentrada en una región muy pequeña en el centro del sistema. O sea hay alguna fuerza que la está aguantando. Yo lo que pienso es que la fuerza que la está aguantando es una densidad de energía negativa que genera el campo gravitacional cuando está en régimen cuántico. Son los únicos objetos que pueden existir en forma estable con la gravedad manifestándose cuánticamente. El problema es que cómo estudiarlo en forma directa considerando que está del otro lado del horizonte de eventos. Hay que buscar formas indirectas de tratar de llegar ahí.

En general, en el ámbito religioso se trata de seguir tratando de invocar a la ciencia para apoyar ideas creacionistas, en mi opinión, sin demasiado éxito. Ahora, hay muchos científicos que también se prestan a eso como para quedarse con la conciencia tranquila. Hay mucha gente que era religiosa antes de ponerse a estudiar física o ciencia y que mantuvo su religión, por una cuestión de costumbre, pero inevitablemente se le genera cierta tensión entre su profesión diaria, los estándares de rigurosidad, de racionalidad, de las evidencias que exige a la hora de tratar un tema científico y lo que hace en su vida privada. Entonces, esa gente se consuela, como vos dijiste, diciendo que puede mandar a Dios al Big Bang, dado que ahí no se entiende bien qué pasa y “bueno, pongámosolo en ese lugar”. Yo creo que eso es una actitud intelectualmente deshonesta y que hay muchas razones para pensar que la mera idea de Dios es contradictoria, por lo menos en cómo la formulan los teólogos y cómo la formulan los filósofos de la religión en general, y no hace falta ni siquiera preocuparse por el Big Bang para descartarlo.

Un Anaximandro del siglo XXI

Para G. Romero, son falsas las premisas: «todo lo que comienza a existir tiene una causa de su existencia» y «el universo comenzó a existir»

Estuve leyendo algunos trabajos tuyos referidos a ciertos objetos autoexistentes del universo, en conexión con el llamado argumento cosmológico de Kalam, que vos enmarcas en una suerte de diálogo ciencia-religión, ¿podés ampliar?

Si, eso fue una conferencia organizada por el Vaticano de diálogo entre ciencia y religión donde se discutían supuestas nuevas versiones de los argumentos clásicos sobre la existencia de Dios. Y había tanto religiosos como científicos. Pero después yo seguí trabajando en eso y comencé a publicar también en revistas de filosofía de la religión. Me interesa mucho a mí el tema de la religión. El tema del argumento de Kalam, es que ese argumento es una versión peculiar del argumento cosmológico que fue desarrollado por Algazeli, un filósofo y teólogo musulmán del siglo XI, basándose en el argumento cosmológico de Aristóteles. Esa versión fue resucitada en el año 1979 por un teólogo norteamericano llamado William Lane Craig, en su libro The Kalām Cosmological Argument. Craig utilizaba supuestamente evidencia científica para apoyar la primera y la segunda premisa del argumento. El argumento es muy sencillo, dice: “todo lo que comienza a existir tiene una causa de su existencia”, “el universo comenzó a existir, por lo tanto tiene una causa de su existencia”. Entonces lo que sostiene Craig es que la primera premisa, “todo lo que comienza a existir tiene una causa de su existencia”, es autoevidente y que la segunda premisa, “el universo comenzó a existir…”, está científicamente apoyada por los teoremas de singularidad de Hawking y Penrose. Yo tengo artículos que discuten la validez de ambas premisas y considero que ambas premisas son falsas. No es cierto que, en principio, todo lo que comienza a existir tiene una causa de su existencia, un contra ejemplo es ese que vos mencionabas: en espacios tiempos donde hay curvas temporales cerradas uno puede tener objetos que existen en una región limitada de espacio tiempo pero sobre un bucle cerrado, de tal manera que no hay un comienzo y no hay un final para esos objetos. En cuanto a la otra premisa, el teorema de singularidad de Hawking y Penrose no afirma que el universo comenzó a existir, sino que si se cumple un conjunto de  condiciones entonces el modelo de espaciotiempo que se utiliza para describir el universo, el de Friedmann-Lemaître-Robertson-Walker, es singular. Ahí hay varias cuestiones. Primero, si se cumplen esas premisas y segundo, si el modelo de Friedmann-Lemaître-Robertson-Walkeres el adecuado para describir el universo donde nosotros vivimos y, finalmente, qué es lo que significa que sea singular. Significa que tiene comienzo o no. Entonces, yo creo que, primero, no se cumplen las premisas, hoy sabemos o creemos que el universo se expande aceleradamente, esto quiere decir que probablemente tenga una densidad de energía negativa y una de las premisas del teorema de Hawking y Penrose es que la densidad de energía tiene que ser definida positiva, ya ahí no se aplicaría. Después, es dudoso que la métrica de Friedmann-Lemaître-Robertson-Walker se aplique en el universo porque es una métrica homogénea e isotrópica. Y hay razones para pensar que el universo se aparta al menos de la inhomogeneidad. Nosotros observamos estructuras en el universo, a grandes distancias, que no pueden ser completamente suavizadas con un cambio de escala. Entonces hay razones para pensar que quizás las métricas que deben describir espaciotiempo real sean inhomogéneas. Y finalmente está el tema de la singularidad, la singularidad no es  una cosa. No es que los teoremas de Hawking y Penrose predigan la existencia de una singularidad, lo que hacen esos teoremas es mostrar que el modelo de espaciotiempo es singular y decir que singular significa decir que es incompleto. Quiere decir que una geodésica no puede ser extendida más allá de un cierto punto. No son teoremas de existencia, como los teoremas de existencia de una solución, de una ecuación, sino que son teoremas de incompletitud. Muestran que la teoría que usamos, la de la relatividad general, es incompleta en el sentido que no describe todo el dominio de la realidad. La teoría no permite hacer ninguna afirmación sobre la región  singular, para eso necesitas una teoría diferente. No quiere decir que necesariamente haya habido un origen del universo en esa región, porque no hay una teoría para describir o proponer que ahí se quebraron todas las leyes de conservación.  Probablemente, la teoría que describa correctamente eso, una teoría cuántica de la gravedad, implique que la gravedad a esas escalas es altamente repulsiva, entonces es mucho más sensato pensar en lo que se llama un rebote de un estado previo de contracción que en una generación espontánea que viola todas las leyes conocidas de la física. Eso te muestra como cuando un teólogo o un filósofo a veces usa un argumento filosófico y trata de invocar cuestiones científicas en su apoyo cometen errores garrafales por no entender realmente de qué están hablando. En el caso de WilliamLane Craig, yo creo que él entiende, pero es un propagandista. Él ya tiene una posición a priori y entonces lo que trata es de defenderla con todos los medios que tiene.  Pero, en general, la gente comete muchas equivocaciones cuando habla de singularidades. Los temas de singularidades, insisto, son temas de incompletitud. No son teoremas de  existencia. Las singularidades no son cosas. Una teoría singular quiere decir que tiene un ámbito en el cual no funciona. Porque si vos haces las cuentas te da infinito. Pero no quiere decir que existe un infinito ahí, sino que la teoría no sirve.

Un Anaximandro del siglo XXI

Las religiones nacen o nacieron debido a la costumbre de explicar los actos por los pensamientos en lugar de buscar explicación en las necesidades

Gracias a la cooperación de la mano, los órganos del lenguaje y el cerebro, no sólo en cada individuo, sino también en la sociedad, los hombres fueron aprendiendo a ejecutar operaciones cada vez más complejas, a plantearse y a alcanzar objetivos cada vez más elevados. El trabajo se diversificaba y perfeccionaba de generación en generación, extendiéndose cada vez a nuevas actividades. A la caza y a la ganadería vino a sumarse la agricultura, y más tarde el hilado y el tejido, la metalurgia, la alfarería y la navegación. Junto al comercio y los oficios, aparecieron finalmente las artes y las ciencias. De las tribus salieron las naciones y los Estados. Se desarrollaron el derecho y la política, y con ellos el reflejo fantástico de las cosas humanas en la mente del hombre: la religión. Frente a todas estas creaciones, que se manifestaban en primer término como productos del cerebro y parecían dominar las sociedades humanas, las producciones más modestas, fruto del trabajo de la mano, quedaron relegadas a un segundo plano, tanto más cuanto que, en una fase muy temprana del desarrollo de la sociedad (por ejemplo, ya en la familia primitiva), la cabeza que planeaba el trabajo era ya capaz de obligar a manos ajenas a realizar el trabajo proyectado por ella. El rápido progreso de la civilización fue atribuido exclusivamente a la cabeza, al desarrollo y la actividad del cerebro. Los hombres se acostumbraron a explicar sus actos por sus pensamientos, en lugar de buscar la explicación en sus necesidades (reflejadas, naturalmente, en la cabeza humana, que así cobra conciencia de ellas). Así fue cómo, con el transcurso del tiempo, surgió esa concepción idealista del mundo que ha dominado el cerebro de los hombres, sobre todo desde la desaparición del mundo antiguo, y que todavía lo sigue dominando hasta el punto de que incluso los naturalistas de la escuela darwiniana más allegados al materialismo son todavía incapaces de formarse una idea clara acerca del origen del hombre, pues esa misma influencia idealista les impide ver el papel desempeñado por el trabajo.

Introducción a “dialéctica de la naturaleza” y otros escritos sobre dialéctica, F. Engels, Fundación Federico Engels, 2006, páginas 37 y 38.

Iglesia católica y adulterio

Y si la Iglesia católica abolió el divorcio, es probable que fuese por haber reconocido que frente al adulterio, como frente a la muerte, no hay remedio que valga.

Federico Engels, El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, Fundación Federico Engels, 2006, páginas 77.