Se le atribuye a Anaxágoras la predicción de la caída de un meteorito en Egospótamo, pero los autores aseguran que esta atribución es errada: Anaxágoras no tenía manera de predecir aquello, considerando el avance de las ciencias y la técnica, en el tiempo en que vivió

b) El meteorito de Egospótamo.

734 (59 A 6) FILÓSTR., V. Apoll. I 2, p. 3, 6: ¿Quién no sabe que Anaxágoras… dijo la verdad cuando pronosticó que del día se haría noche y que del cielo caerían piedras en Egospótamo?

735 (59 A 1) D. L., II 10: Se cuenta que predijo la caída de la piedra que se produjo en Egospótamo, la cual —según dijo— cayó desde el sol.

736 (59 A 12) PLUT., Lis. 12: Y algunos dicen que la caída de la piedra había sido una señal de lo que sucedería. Una enorme piedra se precipitó desde el cielo, en Egospótamo, según narraron muchos; y aún hoy es exhibida y venerada por los habitantes de Quersoneso. Se dice que Anaxágoras predijo que, al producirse algún deslizamiento o sacudimiento de los cuerpos enclavados en el cielo, uno de ellos se desprendería y sería arrojado y caería. Cada uno de los astros no está en el lugar que naturalmente le corresponde; son, en efecto, pétreos y pesados, y brillan por la resistencia y ruptura del éter. Son impulsados por una fuerza violenta, envueltos en el torbellino por la tensión del movimiento rotatorio, tal como de algún modo también al principio se les impidió caer, cuando las cosas frías y pesadas se separaron del conjunto… En Sobre la religiosidad, Démaco da testimonio sobre Anaxágoras, y narra que, durante sesenta y cinco días antes de la caída de la piedra, se vio en el cielo continuamente un enorme cuerpo ígneo semejante a una nube de forma de llamas.

737 (59 A 11) PLINIO, Hist. Nat. II 149: Los griegos cuentan que, en el segundo año de la Olimpíada 78ª (467-466 a. C.), el clazomenio Anaxágoras, por su conocimiento de la ciencia del cielo, predijo en qué días caería una piedra desde el sol, lo cual sucedió de día en un lugar de Tracia, junto al río Egos. La piedra se exhibe aún hoy, es del tamaño de una carretada y de color marrón; también durante aquellas noches ardieron cometas. Si alguien cree que ésta fue una predicción, debe reconocer que la capacidad adivinatoria de Anaxágoras era muy grande 68.

68 Lo dicho sobre la posibilidad de que Tales haya pronosticado un eclipse de sol (nota 25 a Tales, en tomo I) vale, con mayor motivo, respecto a la predicción de la caída de un meteorito en Egospótamo por Anaxágoras, aunque en este segundo caso vemos que, al menos en los tiempos de Plinio, se podía ser mucho más escéptico en torno al asunto. En todo caso, la caída del meteorito provee de una fecha más para encuadrar la vida de Anaxágoras.

Los Filósofos Presocráticos II, Anaxágoras de Clazómenas, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, página 364 a 367.

11 (11 A 10) ARIST., Pol. I 11, 1259a: Pues todas estas cosas son útiles para los que aprecian el arte de las ganancias, como por ejemplo la maniobra financiera de Tales de Mileto, que atribuyeron a su sabiduría., pero que tiene carácter universal. En efecto, como lo injuriaban por su pobreza y por la inutilidad de la filosofía, se dice que, gracias a sus conocimientos astronómicos, pudo saber cómo seria la cosecha de aceitunas. Así, cuando era aún invierno y tenía un poco de dinero, tomó mediante fianza todas las prensas de aceite de Mileto y de Quíos, arrendándolas por muy poco, pues no había competencia. Cuando llegó la oportunidad y todos a la vez buscaban prensas, las alquiló como quería, juntando mucho dinero, para demostrar qué fácil resulta a los filósofos enriquecerse cuando quieren hacerlo.

43 (11 A 5) HER, I 74: La guerra entre ellos [esto es, Aliates y Ciaxares] se desarrollaba sin ventajas para uno ni para otro cuando, en el sexto año, mientras estaban combatiendo, súbitamente el día se convirtió en noche. Que ese cambio del día se iba a producir lo predijo a los jonios el milesio Tales, quien anticipó como término el año en que ocurrió.

45 (11 A 5) CLEM., Strom. I 65: Eudemo, en la Historia de la Astronomía, dice que Tales predijo el eclipse de sol que se produjo durante la lucha entre medos y lidias, cuando reinaba entre los medos Ciaxares, padre de Astiages, y sobre los lidios Aliates, padre de
Creso… Fue durante la Olimpiada 50a. (580-577 a. C.) 25.

679 (22 B 105) Esc. A. T. a Il. XVIII 251 (Polidamas «era amigo de Héctor y habían nacido en una misma noche»): de allí que Heráclito llame a «Homero astrólogo» y también porque dice «ningún hombre, pienso, puede escapar a su destino» 82.

25 De las fechas diversas que los distintos testimonios asignan al eclipse que habría pronosticado Tales, la que ha obtenido más adherentes es la del año 584 a. C. Pero si la anécdota forma parte del repertorio más conocido entre quienes hablan de la antigüedad, los especialistas modernos son, más que cautos, escépticos.

En efecto, si bien L. BLANCHE,«L’éclipse de Thalès et ses problèmes», Revue Philosophique de la France et de 1’Etranger 2 (1969), 154-199, aduce frente a quienes alegan que Tales no podía disponer de elementos para pronosticar eclipse alguno, la filiación babilónica del hecho, en la más reciente y monumental obra sobre la astronomía antigua, NEUGEBAUER realiza un detallado estudio de la astronomía babilónica anterior al período seléucida y luego pasa a ocuparse de lo hecho en la Grecia clásica, donde dedica unos pocos párrafos al «eclipse pronosticado por Tales», con escepticismo, empero, a que sean tenidos en cuenta: nadie dudaría que en el siglo VI a. C. un filósofo griego dispusiera del instrumental adecuado para predecir un eclipse solar, pero «podría invocar la astronomía de los ‘caldeos’, de quienes Tales podría haber recibido cualquier información que requiriera. Esta vaga pero conveniente teoría ha sufrido un colapso en vista del presente conocimiento sobre la cronología de la astronomía babilónica en general y de la teoría lunar en particular. Ahora es evidente que, incluso tres siglos después de Tales, no podría haber sido predicho ningún eclipse solar que fuera visible en Asia menor, ni siquiera en Babilonia. Allí sigue en pie otra vaga hipótesis: la predicción por medio de ciclos —nuevamente, de ser necesario, estaba a disposición la consulta a Babilonia—. Desdichadamente, empero, no existe allí ningún ciclo —históricamente manejable— de eclipses solares visibles en una localidad dada, y cualquier intento de establecer un ciclo requeriría la posesión de registros locales de muchos siglos». (Astron., II, pág. 604).
La cosa parece así concluyente. Todavía a GUTHRIE, I, pág. 48, le parece viable la sugerencia de Diels de que Tales pudo ser testigo de un eclipse visible en Egipto en el 603, aun cuando no se atreve a puntualizar de qué modo pudo servirle eso. Nuestra hipótesis es otra: la anécdota, narrada por Heródoto (texto núm. 43), de que durante un combate en el 585/4 entre lidios (rey: Aliates) y medos (Ciaxares) se produjo un eclipse total de sol es históricamente posible. Algo así debe haber producido pánico o al menos una profunda impresión entre los combatientes, aunque Heródoto no dice que Tales ni ningún jonio fuera siquiera testigo del suceso. Según D. L., I 23, entre jonios como Jenófanes y Heráclito (ver texto núm. 679 y nota 82 a Heráclito) repercutió el hecho, o al menos le valió fama de «astrónomo». Relea el lector el texto núm. 11, donde Aristóteles trae a colación una dudosa anécdota según la cual los «conocimientos astronómicos» de Tales le habrían permitido pronosticar una cosecha de aceitunas y hacer un jugoso negocio. Recordemos, finalmente, que el mismo Diógenes registra el dato de que Tales recibió la denominaci6n de «sabio» durante el arcontado de Damasio, año 582.
Nosotros estamos acostumbrados a que se diga que tal o cual futurólogo pronosticó un hecho importante, pero como nos informa de tal predicción luego de acontecido el hecho, no sabemos si fue realmente así; también suele pronosticarse, año tras año, un terremoto en el océano Pacífico, la muerte de un importante hombre público o una catástrofe aérea, y sólo se destaca el pronóstico cuando acierta (con frecuencia, lamentablemente). Pero nuestra hipótesis recoge estos dos últimos datos sólo para enriquecerla. Ella consiste básicamente en hacer notar que el mismo Heródoto menciona el pronóstico de Tales luego de narrar el eclipse; Tales, famoso por sus «conocimientos astronómicos», si presenció un eclipse en Egipto, lo ha narrado. Al ocurrir un eclipse en pleno combate entre pueblos vecinos, los jonios dicen que Tales lo pronosticó. Más que eso, es difícil, a nuestro juicio, proponer.

82 «Astrólogo», en el siglo v a. C. era sin6nimo de «astrónomo» (aun cuando el escoliasta piensa que la alusión es a la «astrología» como estudio de la influencia de los astros sobre los hombres). Pero tal calificación de Hornero no es pensada «en buen sentido» (como cree Marcovich), como ninguna que le ha endilgado Heráclito, quien, por lo demás, se ha burlado de la ciencia jónica y especialmente de la astronomía.

LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTICOS, Conrado Eggers Lan y Victoria E. Juliá, editorial Gredos, Madrid, España, 1981, páginas 64 y 65, 78 a 81, 366 y 367