Para Aristóteles, la filosofía de Anaxágoras cuenta con dos principios: el intelecto y la mezcla. Según los autores esta es una forma encubierta de Aristóteles de introducir en la filosofía de aquel, la pareja peripatética «forma» y «materia»: así, el intelecto le daría forma a la materia en la mezcla primigenia de Anaxágoras, siendo el primero lo Uno y la segunda lo Otro.

679 (59 A 61) ARIST., Met. XII 2, 1069b: Todo se genera a partir del ser, aunque de un ser en potencia y de un no-ser en acto; y esto es lo Uno de Anaxágoras. En efecto, mejor que decir «todas las cosas estaban juntas» —y que la mezcla de Empédocles y Anaximandro y que lo que dice Demócrito— sería decir «todas las cosas estaban juntas en potencia pero no en acto» 34.

680 (59 A 61) ARIST., Met. I 8, 989a-b: Si alguien supusiera que Anaxágoras dice que los elementos son dos, su suposición se ajustaría a la razón, y aunque Anaxágoras mismo no lo haya articulado así, seguiría forzosamente a quienes se lo propusieran. En efecto, aunque es absurda la afirmación de que al principio todas las cosas han estado mezcladas —tanto porque habría que convenir que las cosas deben haber preexistido sin mezcla, cuanto porque es natural que cualquier cosa no se mezcle con cualquier otra; y además, porque las cualidades y los accidentes estarían separados de las sustancias, ya que de las mismas cosas que hay mezcla cabe también la separación—; si se siguiese lo que quiere decir, articulándolo, tal vez resultaría un lenguaje novedoso. En efecto, cuando nada estaba separado, es evidente que no se podría decir nada verdadero en cuanto a aquella sustancia. Quiero decir que, por ejemplo, no era blanca, negra ni gris, ni de cualquier otro color, sino que era necesariamente incolora; de otro modo, tendría algo de estos colores. Similarmente, por la misma razón carecería de sabor y de cualquier otra propiedad semejante: no podría tener una cualidad ni una cantidad, ni ser algo. Sería imposible, en efecto, que tuviera en sí alguna de las formas denominadas particulares, mientras estuvieran mezcladas todas las cosas: tendrían que haberse separado ya, pero Anaxágoras dice que todas las cosas estaban mezcladas excepto el intelecto, y que sólo éste era incontaminado y puro. De esto resulta que sostiene que los principios son lo Uno —pues éste es simple e incontaminado— y lo Otro 35.

683 (59 A 52) ARIST., De gen. y corr. I 1, 314a: Entre los antiguos [filósofos] algunos dicen que la llamada generación simple es alteración, mientras para otros alteración y generación son distintas. En efecto, cuantos dicen que el universo es uno y que todas las cosas se generan a partir de lo Uno, forzosamente han de afirmar que la generación es alteración y que lo que se genera en sentido estricto es alterado. Pero cuantos sostienen que la materia es más que uno, como Empédocles, Anaxágoras y Leucipo [deben considerar a la alteración y a la generación] como distintas. Anaxágoras, sin embargo, no llega a entender sus propias palabras. Afirma, en todo caso, que nacer y perecer consisten en lo mismo que ser alterado.

684 (12 A 9) SIMPL., Fís. 24, 23-25: [Anaximandro] piensa que la generación se produce no al alterarse el elemento sino al separarse los contrarios por obra del movimiento eterno. Por eso Aristóteles lo conecta con Anaxágoras.

685 ARIST., Fís. I 4, 187a: Los físicos hablan de dos modos. Por un lado, algunos piensan que el cuerpo sustrato es uno, sea uno de los tres [elementos, a saber, aire, agua o fuego] o algo que sea más denso que el fuego y más sutil que el aire, y que las demás cosas se generan por condensación y rarefacción, formando la multiplicidad… Por otro lado, algunos piensan que los contrarios están en lo uno, a partir de lo cual se separan, como dicen Anaximandro y cuantos afirman que (lo real) es uno y múltiple, como Empédocles y Anaxágoras, pues éstos también piensan que las demás cosas se separan de la mezcla. Pero difieren entre sí, porque uno [Empédocles,] concibe que esto sucede periódicamente; el otro [Anaxágoras] en cambio, que sucede una sola vez y que las cosas son infinitas, tanto las homeómeras como los contrarios, en tanto el primero admite sólo los llamados elementos 38.
Anaxágoras parece haber concebido así las cosas infinitas, a raíz de suponer que es verdadera la opinión común de los físicos, según la cual nada se genera del no-ente 39. Por esto dicen: «todas las cosas estaban juntas» y «el generarse tal o cual cosa consiste en ser alterada», mientras para otros [el generarse] es composición y división 40.

34 Aristóteles —aquí expresamente— pretende insertar sus categorías de «potencia» y «acto» en el fr. 1 de Anaxágoras. Para la traducción seguimos la lectura de Ross.

35 Ver nota anterior. En este texto, cuando se dice que «los elementos son dos» (la mezcla y el intelecto), la palabra «elemento» carece estrictamente de las habituales connotaciones aristotélicas y se identifica más con lo que llamaríamos (y llama también Aristóteles al final del texto) «principios». En cuanto a las denominaciones de «lo Uno» y «lo Otro», parecería hacer una poco correcta aplicación de conceptos presuntamente platónicos.
En rigor, por el texto núm. 685 se advierte que con mayor frecuencia Aristóteles llama «lo Uno» a la mezcla que contiene los contrarios, según él, y de donde se separan (ciertamente dice que es «uno y múltiple»). Pero en Met. I 6 . 987b – 988a atribuye a Platón una doctrina («no-escrita») en que los principios son lo Uno y lo Infinito como la «díada» de «lo Grande y lo Pequeño» (esta misma Díada, considerada a imagen y semejanza de la «materia» aristotélica, es asimilada en Fís. I 9, 192a, a «lo Otro»; cf. L. ROBIN, La Théorie Platonicienne des Idées et des Nombres d’après Aristote, París, 1908, nota 261 en pág. 660). El concepto de «lo Otro» hace su aparición en el Sofista de Platón (254e-255e), en que ingresa dentro de los cinco Géneros Supremos, aunque su contrapartida no es allí lo Uno sino «lo Mismo», pareja que es aplicada en Timeo 35a – 36b a la composición del Alma del Mundo. «Lo Uno» aparece sobre todo en el Filebo, contrapuesto a lo Infinito (15a-b y 24c – 25d), pero el intelecto aparece como principio allí en forma separada, si se quiere, de lo Uno. En el pasaje siguiente, Aristóteles interpreta que el intelecto cósmico de Anaxágoras es Uno, por su condición de no estar mezclado con nada, en tanto que lo Otro se identifica con la mezcla infinita. En otras palabras, la terminología platónica combinada encubre a la pareja aristotélica «forma» y «materia».

38 Las aseveraciones de que lo real «es uno y múltiple» y de que «las demás cosas se separan de la mezcla», son aplicadas por Aristóteles tanto a Anaximandro como a Empédocles y a Anaxágoras, en lo que en nota 50 a Anaximandro (cf. nota 56 a Empédocles) hemos calificado de indebida «anaxagorización» de Anaximandro por parte de Aristóteles (aparte del hecho de la «aristotelización» de Anaxágoras). En lo que sigue, en cambio, por razones de conveniencia, Aristóteles se limita a contraponer las presuntas cosmogonías de Empédocles y Anaxágoras.

39 Este principio es enunciado por vez primera por Parménides, y Aristóteles lo considera «opinión común de los físicos», por cuanto la comparten Empédocles y los atomistas.

40 La primera frase entrecomillada es innegablemente anaxagórea (fr. 1). La segunda es atribuida por Aristóteles a Anaxágoras al final del texto núm. 683, pero en forma indebida (cf. texto núm. 684 y comparar con el primer grupo aludido en el presente texto). El hecho de que Aristóteles atribuya a la misma doctrina afirmaciones como la primera —que forma parte del fr. 1 de Anaxágoras— y la segunda —que la atribuye erróneamente a Anaxágoras en el texto mencionado—, y las contraponga a una afirmación que efectivamente corresponde a Anaxágoras (ver fr. 17 en el texto siguiente) da una pauta de la ausencia de sentido histórico del pasaje.

Los Filósofos Presocráticos II, Anaxágoras de Clazómenas, N.L. Cordero, F.J. Olivieri, E. La Croce, C. Eggers Lan, Editorial Gredos, 1994, páginas 334, 335, 337 y 338